Evolución de la administración como ciencia
La administración como actividad existe desde que el ser humano vio que la satisfacción de sus necesidades requiere trabajo colectivo, mediante el establecimiento de objetivos y la coordinación del trabajo de otros, dicha coordinación requiere del ejercicio de poder sobre los seres humanos, el cual se ha ejercido de múltiples formas a lo largo de la historia, inicialmente el castigo físico y las acciones coercitivas garantizaban el logro de los resultados, la cultura egipcia da cuenta de este estilo gerencial con resultados que son verificables aun hoy.
Las culturas indígenas se organizaron para sus actividades cotidianas en la agricultura, la caza y la guerra, todas ellas, actividades estratégicas para la supervivencia y el bienestar del grupo social, estableciendo jerarquías muy bien definidas y regidas por simbolismos según cada uno de sus dioses.
El estudio del imperio chino permite dimensionar sus valiosas contribuciones a la administración como práctica de gobierno, siendo Confucio el filósofo que aportó varios elementos iniciales al concepto de liderazgo, desde cada uno de los cargos que ejerció en el gobierno de su país. Para esta cultura el concepto de honor es de gran importancia, por ende el poder se ejerce bajo parámetros de estricto orden y disciplina, con un enfoque social.
Los griegos y los romanos fueron imperios que también realizaron aportes significativos a la administración como actividad de quienes ejercían el poder desde el gobierno, caracterizándose los romanos por tener una jerarquía muy bien establecida, ordenada y bajo un liderazgo democrático, como factores determinantes en su consolidación como imperio. Por su parte los griegos también manejaban un modelo democrático, concepto que fue desarrollado en Atenas bajo preceptos que se aplican aun hoy en organizaciones de todo tipo.
La administración en la edad media se desarrolló dentro de un sistema económico donde los señores feudales debían organizar sus ejércitos para defender sus territorios o incrementar su extensión, además de tener una estructura al servicio de varias actividades propias de la época, como por ejemplo el recaudo de los tributos, la seguridad dentro del territorio, generalmente para proteger a la burguesía. La iglesia como organización tenía un papel determinante en el funcionamiento de la sociedad.
Sin embargo, la administración como ciencia viene a aparecer mucho después, sus primeras teorías enmarcadas dentro de la escuela de la administración científica, toman su esencia de la ingeniería y responden a una necesidad muy específica del aparato productivo de la época, la de incrementar la eficiencia en el uso de los factores de producción. Su precursor fue Frederick W. Taylor, quien se enfocó en las tareas para formular su teoría sobre la base de la especialización del trabajo. Sin embargo cabe mencionar, que desde antes, otros autores de renombre como Adam Smith, Robert Owen y James Mill, ya habían escrito acerca de la especialización como elemento necesario para el desarrollo económico de una industria.
Los primeros desarrollos de las ciencias administrativas, aparecieron en el contexto económico, social y tecnológico de la revolución industrial, es por ello que se pretende establecer un tipo de gerencia netamente técnica, respondiendo a los requerimientos de los empresarios de la época. En paralelo con Taylor, Henry Fayol, amplia el concepto de especialización sacándolo de la planta de producción y poniéndolo en cada una de las áreas, creando así el segundo enfoque de la administración, basado en la estructura.
Es importante analizar, que a lo largo de la historia, la administración ha ido convirtiéndose en una ciencia que configura sus elementos teóricos básicos en planteamientos de otras disciplinas, como por ejemplo la ingeniería, la psicología, la antropología, la biología y sociología entre otras, tal como se puede verificar en los postulados de las diferentes escuelas.
Las primeras teorías afrontaron satisfactoriamente los retos de la revolución industrial, pero tiempo después, las nuevas organizaciones trajeron consigo nuevos desafíos en términos de lograr que los empleados hicieran su trabajo con la motivación necesaria para alcanzar los niveles de productividad deseados. La administración empieza a consolidarse como una ciencia social que aplica conceptos de las ingenieras, pero que debe tener un enfoque humanista.
A mitad del siglo XX, las teorías de la escuela de las relaciones humanas aparecen como una respuesta a la necesidad de encontrar cuáles son los factores psicosociales que afectan el desempeño de los trabajadores y los motivan a obtener altos niveles de productividad. Frederick Herzberg, Abraham Maslow, David McClelland, Kurt Lewin y Douglas Mc Gregor, analizaron los factores motivacionales que sobrepasan la dimensión fisiológica del ser humano; la pirámide de Maslow establece una escala de necesidades, sobre la cual el gerente debe intervenir si desea tener un ambiente de trabajo agradable y una organización productiva.
El enfoque humanista marca el final de la era de la producción intensiva y abre el camino para nuevos paradigmas y teorías, entre ellos los de la escuela estructuralista, donde la organización como proceso cobra importancia porque se reconoce que una adecuada estructura permite el alcance de los objetivos con eficiencia y eficacia, los ojos de los académicos de la época se vuelcan hacia la estructura, generando desarrollos como los de Max Weber y Chester Barnard, siendo este último quien reconoce que dentro de la estructura formal representada en el organigrama, se tejen una serie de relaciones de poder que configuran una estructura informal que no se ve pero a la cual se le debe prestar atención.
Ludwig Von Bertalanffy crea para las ciencias administrativas una verdadera revolución en el sentido estricto de la palabra. Revolución significa el nacimiento de una nueva manera de hacer y de ver las cosas, y es precisamente eso lo que propone la teoría general de sistemas, sus postulados son tomados de la biología y se extrapolan a los sistemas organizacionales encontrando coincidencias de fondo relevantes. Se empieza a concebir la organización de manera holística, es decir, como un sistema abierto que se relaciona constantemente con su entorno bajo fuerzas que generan influencia en ambos sentidos.
El pensamiento sistémico como consecuencia natural de la teoría, es una herramienta gerencial muy poderosa y de gran utilidad para comprender el comportamiento de todos los agentes económicos y la dinámica de las organizaciones en un entorno competitivo. Peter Senge es un pensador que ilustra en su obra el verdadero potencial de este paradigma, analizando las interrelaciones invisibles entre un sistema y su entorno, con efectos mutuos que en la mayoría de los casos se perciben en el largo plazo.
Por otro lado la segunda guerra mundial trajo consigo no solo la destrucción de Japón, si no la reinvención de todo un país y de su industria, que cambió su imagen mundial de mala calidad, por una de prestigio en el mercado, gracias a los aportes de William Edwards Deming. Es paradójico que haya sido precisamente un norteamericano el que inspiró a los japoneses a adoptar la calidad como una filosofía, más que como un término vacío con poco significado práctico en el quehacer gerencial. Pero es más paradójico aun, que después de 20 años de las intervenciones de Deming como asesor en la industria nipona, los japoneses fueran un punto de referencia para la industria norteamericana sacándole ventaja en su propio territorio.
Los planteamientos de Deming, así como los de Bertalanffy marcaron la pauta para los procedimientos actuales, que deben seguir las organizaciones que quieren ser reconocidas y certificadas por la calidad en la ejecución de sus procesos internos.
Si se habla de los desarrollos teóricos de la administración durante los últimos 50 años, y de los paradigmas que han sido la tendencia en la formación de los administradores en las principales universidades del mundo, debemos hablar de Michael Porter como autoridad en lo que a estrategia se refiere. Este tratadista de la gerencia estratégica, perfecciona el concepto de estrategia, expresándola como el camino hacia la ventaja competitiva, un camino que se puede recorrer de tres formas diferentes, el de los precios bajos, la segmentación o la diferenciación. Michael Porter ilustra la importancia de pensar en términos estratégicos y de ejecutar una adecuada planeación como herramienta para ser el líder en un entorno competitivo.
Los postulados de Michael Porter fueron el terreno fértil para el desarrollo de prácticas gerenciales como la prospectiva, que luego se transformó en “prospectiva estratégica”, término acuñado para fusionar los planteamientos de Michel Godet con los de Porter.
La aparición de las TIC como herramienta disponible para el ejercicio de la gerencia en el siglo XXI, trae consigo otra de las importantes revoluciones administrativas, aparece la vigilancia tecnológica y la inteligencia competitiva como estrategias al servicio de la generación de ventajas competitivas sostenibles.
Si se piensa en lo que implica ser gerente en las empresas del futuro, se debe pensar precisamente en eso, en un futuro donde lo único constante es el cambio, donde las tecnologías de la información y la comunicación moldean una industria que crece a pasos agigantados y se introduce satisfactoriamente en todos los escenarios y países del mundo.
Las nuevas teorías de la administración son aquellas que reconocen las variables de ruptura, para liderar innovaciones significativas haciendo uso de la tecnología como factor estratégico para el éxito de la gerencia en las empresas del futuro.
OSCAR EDUARDO TORRES
2015
Las culturas indígenas se organizaron para sus actividades cotidianas en la agricultura, la caza y la guerra, todas ellas, actividades estratégicas para la supervivencia y el bienestar del grupo social, estableciendo jerarquías muy bien definidas y regidas por simbolismos según cada uno de sus dioses.
El estudio del imperio chino permite dimensionar sus valiosas contribuciones a la administración como práctica de gobierno, siendo Confucio el filósofo que aportó varios elementos iniciales al concepto de liderazgo, desde cada uno de los cargos que ejerció en el gobierno de su país. Para esta cultura el concepto de honor es de gran importancia, por ende el poder se ejerce bajo parámetros de estricto orden y disciplina, con un enfoque social.
Los griegos y los romanos fueron imperios que también realizaron aportes significativos a la administración como actividad de quienes ejercían el poder desde el gobierno, caracterizándose los romanos por tener una jerarquía muy bien establecida, ordenada y bajo un liderazgo democrático, como factores determinantes en su consolidación como imperio. Por su parte los griegos también manejaban un modelo democrático, concepto que fue desarrollado en Atenas bajo preceptos que se aplican aun hoy en organizaciones de todo tipo.
La administración en la edad media se desarrolló dentro de un sistema económico donde los señores feudales debían organizar sus ejércitos para defender sus territorios o incrementar su extensión, además de tener una estructura al servicio de varias actividades propias de la época, como por ejemplo el recaudo de los tributos, la seguridad dentro del territorio, generalmente para proteger a la burguesía. La iglesia como organización tenía un papel determinante en el funcionamiento de la sociedad.
Sin embargo, la administración como ciencia viene a aparecer mucho después, sus primeras teorías enmarcadas dentro de la escuela de la administración científica, toman su esencia de la ingeniería y responden a una necesidad muy específica del aparato productivo de la época, la de incrementar la eficiencia en el uso de los factores de producción. Su precursor fue Frederick W. Taylor, quien se enfocó en las tareas para formular su teoría sobre la base de la especialización del trabajo. Sin embargo cabe mencionar, que desde antes, otros autores de renombre como Adam Smith, Robert Owen y James Mill, ya habían escrito acerca de la especialización como elemento necesario para el desarrollo económico de una industria.
Los primeros desarrollos de las ciencias administrativas, aparecieron en el contexto económico, social y tecnológico de la revolución industrial, es por ello que se pretende establecer un tipo de gerencia netamente técnica, respondiendo a los requerimientos de los empresarios de la época. En paralelo con Taylor, Henry Fayol, amplia el concepto de especialización sacándolo de la planta de producción y poniéndolo en cada una de las áreas, creando así el segundo enfoque de la administración, basado en la estructura.
Es importante analizar, que a lo largo de la historia, la administración ha ido convirtiéndose en una ciencia que configura sus elementos teóricos básicos en planteamientos de otras disciplinas, como por ejemplo la ingeniería, la psicología, la antropología, la biología y sociología entre otras, tal como se puede verificar en los postulados de las diferentes escuelas.
Las primeras teorías afrontaron satisfactoriamente los retos de la revolución industrial, pero tiempo después, las nuevas organizaciones trajeron consigo nuevos desafíos en términos de lograr que los empleados hicieran su trabajo con la motivación necesaria para alcanzar los niveles de productividad deseados. La administración empieza a consolidarse como una ciencia social que aplica conceptos de las ingenieras, pero que debe tener un enfoque humanista.
A mitad del siglo XX, las teorías de la escuela de las relaciones humanas aparecen como una respuesta a la necesidad de encontrar cuáles son los factores psicosociales que afectan el desempeño de los trabajadores y los motivan a obtener altos niveles de productividad. Frederick Herzberg, Abraham Maslow, David McClelland, Kurt Lewin y Douglas Mc Gregor, analizaron los factores motivacionales que sobrepasan la dimensión fisiológica del ser humano; la pirámide de Maslow establece una escala de necesidades, sobre la cual el gerente debe intervenir si desea tener un ambiente de trabajo agradable y una organización productiva.
El enfoque humanista marca el final de la era de la producción intensiva y abre el camino para nuevos paradigmas y teorías, entre ellos los de la escuela estructuralista, donde la organización como proceso cobra importancia porque se reconoce que una adecuada estructura permite el alcance de los objetivos con eficiencia y eficacia, los ojos de los académicos de la época se vuelcan hacia la estructura, generando desarrollos como los de Max Weber y Chester Barnard, siendo este último quien reconoce que dentro de la estructura formal representada en el organigrama, se tejen una serie de relaciones de poder que configuran una estructura informal que no se ve pero a la cual se le debe prestar atención.
Ludwig Von Bertalanffy crea para las ciencias administrativas una verdadera revolución en el sentido estricto de la palabra. Revolución significa el nacimiento de una nueva manera de hacer y de ver las cosas, y es precisamente eso lo que propone la teoría general de sistemas, sus postulados son tomados de la biología y se extrapolan a los sistemas organizacionales encontrando coincidencias de fondo relevantes. Se empieza a concebir la organización de manera holística, es decir, como un sistema abierto que se relaciona constantemente con su entorno bajo fuerzas que generan influencia en ambos sentidos.
El pensamiento sistémico como consecuencia natural de la teoría, es una herramienta gerencial muy poderosa y de gran utilidad para comprender el comportamiento de todos los agentes económicos y la dinámica de las organizaciones en un entorno competitivo. Peter Senge es un pensador que ilustra en su obra el verdadero potencial de este paradigma, analizando las interrelaciones invisibles entre un sistema y su entorno, con efectos mutuos que en la mayoría de los casos se perciben en el largo plazo.
Por otro lado la segunda guerra mundial trajo consigo no solo la destrucción de Japón, si no la reinvención de todo un país y de su industria, que cambió su imagen mundial de mala calidad, por una de prestigio en el mercado, gracias a los aportes de William Edwards Deming. Es paradójico que haya sido precisamente un norteamericano el que inspiró a los japoneses a adoptar la calidad como una filosofía, más que como un término vacío con poco significado práctico en el quehacer gerencial. Pero es más paradójico aun, que después de 20 años de las intervenciones de Deming como asesor en la industria nipona, los japoneses fueran un punto de referencia para la industria norteamericana sacándole ventaja en su propio territorio.
Los planteamientos de Deming, así como los de Bertalanffy marcaron la pauta para los procedimientos actuales, que deben seguir las organizaciones que quieren ser reconocidas y certificadas por la calidad en la ejecución de sus procesos internos.
Si se habla de los desarrollos teóricos de la administración durante los últimos 50 años, y de los paradigmas que han sido la tendencia en la formación de los administradores en las principales universidades del mundo, debemos hablar de Michael Porter como autoridad en lo que a estrategia se refiere. Este tratadista de la gerencia estratégica, perfecciona el concepto de estrategia, expresándola como el camino hacia la ventaja competitiva, un camino que se puede recorrer de tres formas diferentes, el de los precios bajos, la segmentación o la diferenciación. Michael Porter ilustra la importancia de pensar en términos estratégicos y de ejecutar una adecuada planeación como herramienta para ser el líder en un entorno competitivo.
Los postulados de Michael Porter fueron el terreno fértil para el desarrollo de prácticas gerenciales como la prospectiva, que luego se transformó en “prospectiva estratégica”, término acuñado para fusionar los planteamientos de Michel Godet con los de Porter.
La aparición de las TIC como herramienta disponible para el ejercicio de la gerencia en el siglo XXI, trae consigo otra de las importantes revoluciones administrativas, aparece la vigilancia tecnológica y la inteligencia competitiva como estrategias al servicio de la generación de ventajas competitivas sostenibles.
Si se piensa en lo que implica ser gerente en las empresas del futuro, se debe pensar precisamente en eso, en un futuro donde lo único constante es el cambio, donde las tecnologías de la información y la comunicación moldean una industria que crece a pasos agigantados y se introduce satisfactoriamente en todos los escenarios y países del mundo.
Las nuevas teorías de la administración son aquellas que reconocen las variables de ruptura, para liderar innovaciones significativas haciendo uso de la tecnología como factor estratégico para el éxito de la gerencia en las empresas del futuro.
OSCAR EDUARDO TORRES
2015