Apuntes sobre RSE
Si le preguntamos a las personas del común qué entienden por Responsabilidad Social Empresarial (RSE), probablemente nos van a decir que se trata de las obras de beneficencia que realizan las empresas, es factible que la primera imagen que se viene a la mente sea la de regalar mercados, puesto que durante años fue la expresión de RSE más común en nuestro medio. Otro número importante de personas nos podría contestar que tiene relación con las empresas que cuidan el medio ambiente, y en ese sentido la primera imagen podría ser la de sembrar un árbol, apagar las luces o cerrar la llave del agua. Sin embargo, la verdadera apropiación y gestión de la RSE por parte de las empresas difiere bastante de lo que se acaba de mencionar, por lo tanto voy a compartir desde mi criterio profesional, algunas apreciaciones de lo que realmente debe ser la RSE.
Si tuviera que explicar en términos elementales lo que es la Responsabilidad Social, lo haría con el siguiente ejemplo:
Suponga que usted desea celebrar su cumpleaños con una fiesta invitando a todos sus familiares, amigos y compañeros de trabajo, aunque no coincide con la fecha exacta de su cumpleaños, usted programa el evento para el viernes de tal manera que se pueda terminar tarde y no haya la preocupación de que al otro día se debe madrugar. Todos sus esfuerzos como anfitrión, se concentran en conseguir la mejor música, es más, decide contratar a un conjunto de mariachis, compra los manjares más costosos para deleitar el paladar de los asistentes y adorna su casa de la mejor manera posible. Alquila una vajilla de lujo, silleteria y manteles buscando que sus invitados queden impresionados. Todo sus recursos se invierten en la satisfacción de los invitados.
Efectivamente la fiesta se realiza, termina a las cuatro de la mañana y todos los invitados se van felices, claro está, los que lograron conservar la conciencia antes de salir para sus casas. Pero suceden dos cosas particulares, la primera es que el padrino de su hija mayor, no fue a la fiesta. Y la segunda es que al otro día, a las ocho de la mañana, suena el timbre de su casa y usted cómo puede se levanta, se pregunta quién es y decide mirar por la ventana antes de abrir, y se da cuenta que es su vecina con cara de pocos amigos. Sucede que su vecina tiene una niña pequeña y como resultado de la música a todo volumen hasta las cuatro de la mañana, la bebé lloró toda la noche. Además, el esposo de ella, trabaja todos los sábados desde las seis de la mañana, por lo que salió bastante contrariado por una celebración a la que no fue invitado.
Para usted es claro que existen los vecinos, pero cuando planeó su fiesta, todos sus esfuerzos se enfocaron en pasarla bueno con sus amigos y familiares. Es decir, la empresa tenía como misión celebrar su cumpleaños, por lo tanto todos los recursos y decisiones se destinaron a la satisfacción del cliente “los invitados”.
Pero hay una situación que aún no se ha aclarado, el padrino de su hija mayor no pudo asistir porque también tenía que trabajar el dia sabado, no iba a poder quedarse hasta tarde y además tampoco iba a poder recibir ni una cerveza.
Ser responsable socialmente, sin importar si es en términos personales o empresariales, implica reconocer que todas las decisiones que se ejecutan, generan un impacto sobre algo o alguien, y es deber de quien toma las decisiones, identificar y reconocer esos impactos, escuchar a los afectados, es decir, otorgarles el carácter de interlocutores válidos, y por último, construir en conjunto con ellos, planes para mitigar o eliminar si es posible, los impactos negativos de las decisiones.
Las personas o grupos de personas que se ven afectados o beneficiados por sus decisiones, se denominan públicos de interés, y son “de interés”, porque precisamente están interesados en que usted tome buenas decisiones y haga las cosas bien, para que ellos no sufran las consecuencias de los impactos negativos.
En ese orden de ideas, cada empresa tiene su propia misión o razón de ser, lo que significa que sus públicos de interés son exclusivos y sus impactos también son únicos, por ende no puede haber dos organizaciones con un mismo programa de RSE.
La recomendación es la siguiente: Identifique sus impactos, reconozca a sus públicos de interés y escuchelos, intégrelos en la formulación e implementación del plan de RSE y no malgaste recursos en actividades que no tienen relación con dichos impactos. Es decir, no regale mercados si su empresa contamina el agua, más bien, gestione adecuadamente sus residuos.
Si una empresa por la actividad específica que desarrolla, requiere de largas jornadas de trabajo, regalar mercados es caridad, no RSE. En tal caso, ser responsable implicaría organizar los turnos lo mejor posible, probablemente contratar más personal, remunerar muy bien a los empleados y cumplir con todo lo que exige la ley en términos laborales.
En algunas ocasiones sucede que las empresas por el afán de quedar bien ante la comunidad, asumen roles que no les corresponde y terminan suplantando al estado en satisfacer necesidades que nada tienen que ver con su actividad o sus impactos negativos. Lo que implica grandes cantidades de dinero, los impactos siguen latentes y sin solución alguna.
Si tuviera que explicar en términos elementales lo que es la Responsabilidad Social, lo haría con el siguiente ejemplo:
Suponga que usted desea celebrar su cumpleaños con una fiesta invitando a todos sus familiares, amigos y compañeros de trabajo, aunque no coincide con la fecha exacta de su cumpleaños, usted programa el evento para el viernes de tal manera que se pueda terminar tarde y no haya la preocupación de que al otro día se debe madrugar. Todos sus esfuerzos como anfitrión, se concentran en conseguir la mejor música, es más, decide contratar a un conjunto de mariachis, compra los manjares más costosos para deleitar el paladar de los asistentes y adorna su casa de la mejor manera posible. Alquila una vajilla de lujo, silleteria y manteles buscando que sus invitados queden impresionados. Todo sus recursos se invierten en la satisfacción de los invitados.
Efectivamente la fiesta se realiza, termina a las cuatro de la mañana y todos los invitados se van felices, claro está, los que lograron conservar la conciencia antes de salir para sus casas. Pero suceden dos cosas particulares, la primera es que el padrino de su hija mayor, no fue a la fiesta. Y la segunda es que al otro día, a las ocho de la mañana, suena el timbre de su casa y usted cómo puede se levanta, se pregunta quién es y decide mirar por la ventana antes de abrir, y se da cuenta que es su vecina con cara de pocos amigos. Sucede que su vecina tiene una niña pequeña y como resultado de la música a todo volumen hasta las cuatro de la mañana, la bebé lloró toda la noche. Además, el esposo de ella, trabaja todos los sábados desde las seis de la mañana, por lo que salió bastante contrariado por una celebración a la que no fue invitado.
Para usted es claro que existen los vecinos, pero cuando planeó su fiesta, todos sus esfuerzos se enfocaron en pasarla bueno con sus amigos y familiares. Es decir, la empresa tenía como misión celebrar su cumpleaños, por lo tanto todos los recursos y decisiones se destinaron a la satisfacción del cliente “los invitados”.
Pero hay una situación que aún no se ha aclarado, el padrino de su hija mayor no pudo asistir porque también tenía que trabajar el dia sabado, no iba a poder quedarse hasta tarde y además tampoco iba a poder recibir ni una cerveza.
Ser responsable socialmente, sin importar si es en términos personales o empresariales, implica reconocer que todas las decisiones que se ejecutan, generan un impacto sobre algo o alguien, y es deber de quien toma las decisiones, identificar y reconocer esos impactos, escuchar a los afectados, es decir, otorgarles el carácter de interlocutores válidos, y por último, construir en conjunto con ellos, planes para mitigar o eliminar si es posible, los impactos negativos de las decisiones.
Las personas o grupos de personas que se ven afectados o beneficiados por sus decisiones, se denominan públicos de interés, y son “de interés”, porque precisamente están interesados en que usted tome buenas decisiones y haga las cosas bien, para que ellos no sufran las consecuencias de los impactos negativos.
En ese orden de ideas, cada empresa tiene su propia misión o razón de ser, lo que significa que sus públicos de interés son exclusivos y sus impactos también son únicos, por ende no puede haber dos organizaciones con un mismo programa de RSE.
La recomendación es la siguiente: Identifique sus impactos, reconozca a sus públicos de interés y escuchelos, intégrelos en la formulación e implementación del plan de RSE y no malgaste recursos en actividades que no tienen relación con dichos impactos. Es decir, no regale mercados si su empresa contamina el agua, más bien, gestione adecuadamente sus residuos.
Si una empresa por la actividad específica que desarrolla, requiere de largas jornadas de trabajo, regalar mercados es caridad, no RSE. En tal caso, ser responsable implicaría organizar los turnos lo mejor posible, probablemente contratar más personal, remunerar muy bien a los empleados y cumplir con todo lo que exige la ley en términos laborales.
En algunas ocasiones sucede que las empresas por el afán de quedar bien ante la comunidad, asumen roles que no les corresponde y terminan suplantando al estado en satisfacer necesidades que nada tienen que ver con su actividad o sus impactos negativos. Lo que implica grandes cantidades de dinero, los impactos siguen latentes y sin solución alguna.
OSCAR EDUARDO TORRES FERNANDEZ
Abril 2017
Abril 2017